Limitaciones de la evaluación
Debemos ser conscientes de los límites de
los mecanismos de evaluación y acreditación de una
titulación. Idealmente, el procedimiento se basa en analizar
el INPUT (perfil de acceso de los estudiantes, tanto a través
de los requisitos como en criterios de acceso) y el OUTPUT (los
conocimientos, competencias y habilidades adquiridas, tanto
generales como específicas), para posteriormente medir la
validez del "proceso" o "procedimiento" (es decir, la
titulación en su conjunto incluyendo los itinerarios
formativos posibles para cada una de las alternativas de
optatividad y movilidad de cada perfil de estudiante).
Sin embargo, en la fase de preparación de
una titulación aún no se dispone de ejemplos de outputs y
estos deben inferirse a través de las descripciones de los
procesos o procedimientos declarados. Esta es la aproximación
que se sigue por ejemplo en los programas europeos como Erasmus
Mundus.
Esta problemática también se da en los
sistemas de acreditación nacionales, en los que por ejemplo se
valora la calidad de un servicio como el de la biblioteca para
inferir cómo será la preparación final de los
titulados tras los estudios. Este tipo de valoraciones
deberían tener diferente peso relativo en una evaluación
periódica de la titulación una vez que ya disponemos de
datos concretos de algunas generaciones de egresados (los
output)
Es de destacar que algunas de las estimaciones
que se realizan en cuanto a los outputs por medio de los procesos
son muy cuestionables e incluso contradictorias dependiendo de los
evaluadores. Así, un porcentaje elevado de profesorado externo
no académico puede verse como positivo por lo que conlleva de
conexión de la formación con la realidad profesional,
pero puede ser negativo para otros evaluadores por no ser
suficientemente preparar a los estudiantes suficientemente en
conocimiento académico o teórico.