Motivados sobre todo por las reformas del proceso
de Bolonia, en los últimos años asistimos al florecer de
tiulaciones interuniversitarias en las que se pretende aunar la
experiencia y saber hacer de varias universidades para crear
títulos que no podrían tener esa calidad sin la
cooperación entre instituciones. Estos estudios requieren un
gran grado de coordinación y planificación entre las
universidades no sólo en aspectos académicos sino
también organizativos, aspecto este al que no siempre se
presta suficiente atención muchas veces por la falta de
experiencia en esta matria por parte de las instituciones de
educación superior.
A pesar de que cada vez son más numerosas
las iniciativas de titulaciones dobles o conjuntas entre varias
universidades, incluyendo la cooperación transnacional, la
ENQA y sus agencias no han propuesto hasta el momento una serie de
criterios específicos para evaluar la complejidad añadida
de estas titulaciones en cuanto al grado de integración y
coordinación que requieren.
En los últimos años la Comisión
Europea ha impulsado programas de cooperación entre
universidades para fortalecer alianzas internacionales y acelerar
las reformas legales que necesitan las universidades europeas cara
al proceso de convergencia europea de educación superior.
Parte de estos programas han tenido como objetivo promover
experiencias de titulaciones dobles o conjuntas entre universidades
de diferentes estados miembro, y aunque estos proyectos europeos
potenciaban el diseño y/o implementación de titulaciones
a todos los niveles (grado y postgrado), los esfuerzos que se han
dedicado al postgrado son los que mayores frutos han dado.
El objetivo de este tipo de programas europeos es
el de aunar la experiencia y saber hacer de varias universidades de
diferentes países para crear cursos de gran atractivo y nivel
académico, sobre todo si la cooperación de varias
instituciones fuera esencial para poder ofertarlas.
Estos programas de cooperación han tenido un
gran impacto porque sirven de herramienta para implementar las
tendencias de reformas del proceso de Bolonia, pero también
están englobadas dentro de la estrategia del proceso de
Copenhague al que ya se ha hecho referencia en el Capítulo 2.
Así por ejemplo, iniciativas innovadoras que van en línea
con los objetivos marcados en estos procesos son valorados muy
positivamente en estos programas. Un ejemplo de esto son las
propuestas de titulaciones novedosas en el ámbito de la
formación continua universitaria.
Estos programas europeos demandan a las
universidades requisitos adicionales a las titulaciones ordinarias
para satisfacer objetivos estratégicos europeos que a su vez
complican considerablemente su gestión (por ejemplo, el
requisito de movilidad estudiantil obligatoria entre dos
países en Erasmus Mundus). Un ejemplo de ello es el requisito
de movilidad estudiantil obligatoria en Erasmus Mundus.
Si bien la experiencia en esta materia en
programas europeos se centra sobre todo en promover titulaciones
interuniversitarias internacionales, muchas de las lecciones que
podemos aprender de ellas son también válidas a las
titulaciones interuniversitarias de un solo país. En este
contexto, la experiencia de Erasmus Mundus como un ejemplo de
buenas (y malas) prácticas del que se pueden extraer
conclusiones muy relevantes para poder evaluar la calidad de
titulaciones inter- universitarias, ya sean nacionales ó
transnacionales. Además, la experiencia adquirida por estos
consorcios (asociaciones) de instituciones universitarias europeas
es muy relevante para aquellas otras instituciones que no tienen
aún suficiente experiencia en estas iniciativas, y evita que
se repitan errores además de poder aprender del saber hacer de
los pioneros en estos programas.
Es precisamente esta experiencia europea la que
nos permite aprender las lecciones de otras universidades con
más experiencia en articular titulaciones universitarias
más complejas tanto académica como organizativamente por
realizarlas en coordinación entre instituciones, que
además no siempre son del mismo país. Una de las fuentes
de información más relevante en este sentido son
precisamente las evaluaciones de los programas europeos de
titulaciones universitarias, y la lección más importante
es la siguiente: los criterios que deben aplicarse para el
diseño, evaluación y acreditación de este tipo de
titulaciones interuniversitarias, ya sean internacionales o no, no
pueden ser únicamente los que se aplican a titulaciones
organizadas por una sola universidad, ya que existen multitud de
aspectos de la cooperación que deben analizarse con cuidado.
Ejemplos de estas son la coherencia del plan de estudios para los
estudiantes en movilidad, pero también la equidad a los
estudiantes en cuanto a tasas, requisitos y procedimientos de
admisión y selección, entre otros.
En este capítulo revisamos los conceptos y
aspectos que se presentan como más determinantes a la hora de
diseñar e implementar una titulación universitaria. Los
aspectos aquí revisados así como las recomendaciones que
se plantean son fruto de la experiencia de los autores de este
capítulo y se basan en la experiencia adquirida a través
de los programas de educación de la UE así como a
través de consultas y seminarios con expertos en
acreditación de titulaciones y en política
universitaria.